Varias cosas llaman la atención de este disco, y entre ellas, al ausencia de cualquier tema instrumentral por primera vez en la discografía de la banda. Pero DT no se decanta finalmente por su sonido más duro y metalero, al tiempo que da más reconocimiento a los teclados de Rudess, que revolucionaron el sonido del grupo. Pero no sólo eso. 'Octavarium' es un paso adelante de DT, la esencia del Rock Progresivo. Y el álbum sirve para reafirmarse como cinco magos de su instrumento. Equilibrio para el quinteto, que hace en este álbum un claro ejercicio de eclecticismo artístico: todas las facetas de la banda, en un mismo CD, homenaje al sinfónico clásico incluido. Renovarium.
Otra cosa que llama la atención es que en 'Octavarium' se insiste, como en 'Train of Thought', en comenzar sin intro especial, narrativa o conceptual. Si bien es cierto que el tema de apertura, 'The Root Of All Evil', sigue la temática del corte del anterior disco, 'This Dying Soul', que a su vez continuaba la amarga vivencia de un alcohólico en lucha por salir de su crisis existencial, ya narrada en 'The Glass Prisson', la apertura del mágico álbum 'Six Degrees of Inner Turbulence'. Guiños que encantan a sus fans en las letras, con la frase "I wanna feel your body breaking" rememorando tiempos pasados. Misteriosa y atmosférica intro para el tema, que pronto evoluciona al más salvaje sonido de 'Train of Thought'.
En determinadas fases del corte la reminiscencia al dramatismo melódico del mítico 'Scenes From a Memory' es total, así como por el piano de Rudess acallando el guitarreo más salvaje, como por el lirismo en la composición, que tiene su apogeo en el final de estos ocho minutos. Impresionante final. Pero habrá mucho más: a lo largo del resto de temas la temática en las letras es similar: ayuda al caído, peticiones de sostenimiento, derribar muros... Es de nuevo la historia del alcohólico caído en su lucha por salir de la sombra en la que se ha convertido su vida. No es un mal camino para un buen disco.
Otro guiño al pasado es la apertuar del corte dos, 'The Answer Lies Within', con las campanas de iglesia rememorando... ¿hace falta decir todo...? Pero atendiendo puramente a la música, es preciso subrayar, insisto, "subrayar" el gran inicio del disco. 'The Root Of All Evil' demuestra una sola cosa: que DT ha crecido tanto, cree tanto en lo que hace, tal virtuosismo en la composición y en la interpretación despliega que, nadie puede negarlo, maravilla y confirma que hoy por hoy es la mejor banda de rock del panorama mundial. Hay cosas que no son opiniones ni valores subjetivos. Van camino de Historia, sólo que, como se suele decir, no son tiempos para la lírica...
'The Answer Lies Within', el segundo tema, sorprende por el sonido inicial tremendamente calmado, pop, con un LaBrie ultramelódico y una base de piano poco típica en el repertorio dreamtheateriano. Esta canción sorprenderá a muchos.
En general la banda, a lo largo del disco, ofrece siete temas de media duración, de una media de 5-6 minutos, confirmando que es el nuevo formato en el que se sienten a gusto, sin obras conceptuales, suites y demás... Es progresar, sí, pero los más 'anquilosados' echamos de menos ese tipo de despliegues compositivos.
'These Walls', tercer corte, recuerda a los DT más 'awakeros', con fases de tranquila narración de LaBrie y bellísimos estribillos pegadizos. Muy buen ejercicio rockero-motero sin perder la esencia progresiva. Pero insisto, cambiando totalmente el chip de anteriores discos. Son más los DT del controvertido 'Train of Thought' ('ToT') que del 'Scenes From a Memory', el mejor disco de la banda pese a quien le pese... En 'These Walls' sorprende el final con majestuosa fase instrumental de especial esplendor entre Petrucci y Rudess, para acabar en su misterioso sonido ambiente de ultratumba. Ruptura con un tic-tac que acaba en un sonar del platillo de Portnoy. Guiño 'prog' de agredecer que nos devuelve al diván del hipnotizador del 'Scenes From a Memory'..
¡Y atención! Comienza el cuarto tema, 'I Walk Beside You', una mezcolanza de evolución del sonido de la banda con el rescate de lo más comercial, popero y facilón. El estribillo le golpeará cruelmente a más de uno en los tímpanos, pero no deja de tener un 'sello DT' en todo la canción. Pero insisto en que le chocará a muchos este tema en medio del disco. ¿A quién de los cinco se le ha metido en la cabeza incluir este tipo de música en el ecléctico 'Octavarium'?
En el quinto corte, 'Panic Attack' hay que destacar otra serie de cosas. No podemos sino recordar, a los DT más salvajes, los DT influenciados por los grupos más heavys que aman Petrucci y Portnoy, como ya reflejaron en los discos 'Six Degrees...' y 'Train of Thought'. El comienza de 'Panic Attack' jamás había sido escuchado tras el telón del 'teatro de los sueños', pero, al margen de ello, y sin que quiera significar nada, es el corte más flojo del disco. La parte instrumental a base de talento instrumental entre Rudess, Petrucci, Portnoy y Myung mejora el aspecto. Sorpresa final, por cierto, con un desenlace onírico de teclados que marchan de un lado a otro del estéreo y fases de música techno de Rudess.
Como muestra del gran eclecticismo que rodea el disco, 'Never Enough', el sexto corte, es de lo más complejo en influencias. Desde el distorsionador de voz para algunas estrofas cantadas y empleado por un LaBrie que confirma que está muy en forma, a episodios de teclados muy barrocos: dos pistas que nos llevan de vuelta a las atmósferas del 'Scenes From a Memory'. Pero 'Never Enough', como bien dice su título, nada es suficiente. También la banda muestra una importante evolución a momentos más complejos de su música. Por estos derroteros pueden estar vagando ahora DT. Lo que no estaría nada mal. Harto melódicos y melodramáticos, en esta pieza se puede aprenciar lo mejor del LP.
'Sacrificed Sons' es un extraño tema. Comienza con cortes de noticias recogidas de medios de comunicación a gran velocidad, así como frases de oraciones musulmanas, típicos samplers del otrora teclista de la banda Kevin Moore, que espero nadie haya olvidado... Todo ello para representar la horrible ola de terrorismo de nuestros días, en relación con el ala del Islam más radical, que lleva al símbolo del título sobre los 'hijos sacrificados' por una época histórica que marca su sino. Mucho lirismo, al más puro estilo sentimental de LaBrie y Myung. Muchos recordarán el 'Vacant' del 'ToT' y el majestuoso 'Goodnight Kiss', dentro de la suite 'Six Degrees of Inner Turbulence'. A la mitad del tema, sonidos de nuevo duros y final en todo lo alto, orquestal y polifónico... Pero lo cierto es que, a falta de un tema para finalizar el disco, la sensación es de que falta algo que llevarse a la boca y que sacie el hambre.
Pues, de postre, 'Octavarium'... una mágica suite de 24 minutos de muy especial factura. Después de una época cargadita de tono e incluso del resto de temas del álbum más cañeras, DT se deja para el remache una incursión por sus influencias musicales. Durante unos cinco minutos el quinteto introduce una pieza instrumental con absoluto sabor sonoro de YES, Pink Floyd y Genesis, al más puro estilo sinfónico y atmosférico de 'Close to the Edge' y el super-tema 'The Gates of Delirium' . E incluso, ¡increíble!, hay sonidos que imitan la tanquila esencia de una flauta. Mucho de Steve Howe y, permítanme la insolencia, algo de los soundscapes de Robert Fripp. En definitiva, unos DT, más sinfónicos y pastorales que nunca. Después, la suite va mudando, como aman sus fans, al talante más metal-prog, con las espirales sonoras de la guitarra de Petrucci y los compases ultrarrápidos de los teclados de Rudess, intercalándose con pasajes de los YES más clásicos de primeros de los años 70. ¡We love Yes!, deberían decir en la letra, también. Pero, sin engañarnos, no logran rematar una suite de la calidad de otras anteriores: 'A change of Seasons', 'Six Degrees...' , a pesar de tanta estratagema sentimental hacia el pasado.
Y este tema 'Octavarium' -máximo significado conceptual: octavo disco, octava canción del disco...- es el testamento sonoro de una nueva etapa de DT. El mejor regreso de DT tras el cojeante 'ToT', pero que, tristemente, sólo sacan con buena nota pero no sobresaliente, porque la mayoría de los temas del álbum los 'salvan' a base de su buen hacer instrumental y los finales progresivos del mágico Rudess. Insuficiente comida para los fans más críticos, más que suficiente para los que tan sólo querían escuchar algo nuevo de ellos.
¿Qué llegará después tras este estadillo mágico? DT nunca ha necesitado nueve vidas, como los gatos anglosajones, pero sí necesitamos los amantes de su música, su noveno trabajo de estudio. Y el décimo, y el undécimo... Larga vida a los reyes del metal progresivo.
Octavarium
7/6/2005 - Atlantic (Warner)
1. The Root Of All Evil
2. The Answer Lies Within
3. These Walls
4. I Walk Beside You
5. Panic Attack
6. Never Enough
7. Sacrificed Sons
8. Octavarium